La Habana

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Escucha Nómadas de RNE La Habana del 13 Sep 2009
RNE


Plaza vieja

La primera impresión de Cuba fue el moderno aeropuerto y el estricto control de pasaportes en inmigración, pero cogimos la maleta y en el mostrador de Iberia reclamamos la maleta que habíamos dejado entre Barcelona y Madrid. Nos confirmaron que llegaría al día siguiente y así fue. Empezamos con mal pie, pero no quedó en más que una anécdota. El taxista, el primer cubano que como el resto, no paran de charlar, la gente es muy amable y se abre al visitante en cuanto te miras. La Habana de noche no es tan oscura como imaginamos … Hasta llegar a La Habana vieja, en obras y a oscuras, las calles llenas de gente y no fue una buena impresión la primera, por suerte nos equivocamos y de mucho.


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Sin nuestra maleta, despertamos a Ramón y Maritza en la Calle Luz 115, que pensaban que ya no íbamos. Nos recibieron con un jugo, charlamos un rato y nosotros sin sueño nos fuimos a la cama.
Por la mañana, muy temprano, puse la radio en la habitación de casa de Martiza. Una casa modesta, como es la isla de cuba pero muy cómoda y acogedora. Escuchamos el boletín informativo y nos levantamos cuando olí que Maritza estaba calentado al pan para el desayuno. Teníamos preparado unos bollos, mantequilla, crema de cacao un delicioso café y piña, guayaba y papalla ( que en la Habana llaman “frutabomba”). Desayunamos en la casa colonial era de 1813, de altísimos techos, cristaleras rojas blancas y azules, su verde patio y su acogedor salón. Ramón nos indicó lo cerca que quedaba a sólo 3 cuadras la plaza Vieja. La plaza vieja es preciosa, por algo es patrimonio de la humanidad. El barrio era tan auténtico como nos imaginamos con la calle llena de gente, el mar al fondo y esa “sabrosura” que tiene toda la isla.

La plaza vieja, había unos escolares uniformados , los niños sentados en el suelo mientras que los maestros les explicaban supongo que la historia de la ciudad. La gente paseaba y se paraban a hablar los unos con los otros. Estaba muy limpia y prácticamente nueva. Sólo quedaba una casa por restauras, pero el resto, con esa arquitectura llena de columnas de principios de siglo y tan colorida, con fachadas, amarillas azules rosas y rojas .Ni mucho menos como la habíamos visto en fotos, toda la zona que va desde la plaza vieja hasta la plaza de Armas y la calle mercaderes, está embellecido con sus enormes casas coloniales con patios llenos de plantas que se ven desde la calle. Toda la zona está prácticamente nueva y hay bastantes edificios en restauración.
En la plaza de armas, nos cantaron “dos Gardenias” con una guitarra y una trompeta vieja. La verdad que es que sonaba bien. En Cuba, suena la música por todas partes, en cada bar, en cada plaza o simplemente en una esquina.


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Por la Calle Obispo subimos al Capitolio. Desde el hotel ambos mundos al capitolio es posiblemente una de las calles más concurridas, con los mejores sitios para comer barato, tiendas, un mercado, librerías, souvenirs, un taller de artesanía, vamos “Las Ramblas” de la habana, pero eso sí, como los cubanos son tan dados a conversar… unas 10 veces nos invitaron a que fuéramos a comer a un paladar que conocen y que tomáramos una copa en un bar, que compráramos puros… Lo que empezaba con una pregunta ¿”Españoles”? seguía con una broma o que tienen un amigo cerca de tu ciudad, pero íbamos advertidos y ahora podemos decir que en 20 días no caímos en manos de los jineteros. Una pareja hasta se metió con nosotros a visitar el ministerio en el que está la espectacular caja fuerte donde el Ché siendo presidente del banco nacional guardaban las reservas. Tenían también una colección de monedas y billetes. Visitamos el floridita.
Los coches de la década de los 50, los Chevrolet y los Cadillacs son los amos dl paseo José Martí, quemando una gasolina que deja un horroroso rastro de olor y humo negro de petróleo.
Dimos una vuelta por la zona del Capitolio, El parque Central, el paseo josé Martí y visitamos el museo de la revolución. Callejeamos por la habana tan calurosa y tan llena de gente con casas poco cuidadas coches antiguos y cables eléctricos entre las casas hasta llegar a “La Bodeguita del Medio” donde evidentemente nos tomamos el mojito de rigor justo al lado del grupo que cantaba que como todos los que vimos en el resto del viaje cantaban simplemente con su voz si micros ni nada eléctrico. Los coches de la década de los 50, los Chevrolet y los Cadillacs son los amos dl paseo José Martí, quemando una gasolina que deja un horroroso rastro de olor y humo negro de petróleo.
Dimos una vuelta por la zona del Capitolio, El parque Central, el paseo josé Martí y visitamos el museo de la revolución. Callejeamos por la habana tan calurosa y tan llena de gente con casas poco cuidadas coches antiguos y cables eléctricos entre las casas hasta llegar a “La Bodeguita del Medio” donde evidentemente nos tomamos el mojito de rigor justo al lado del grupo que cantaba que como todos los que vimos en el resto del viaje cantaban simplemente con su voz si micros ni nada eléctrico. Comimos en la Casa del Habano, un hostal, que era una especie de museo


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Cogimos un cocotaki 10 $ por una hora de paseo, un poco caro, pero en Cuba los primeros días hasta que te adaptas, los dólares caen muy rápido, luego te adaptas a regatear todo.
Tomamos helado de “fresabombón” en Coppelia, en la zona de Moneda Nacional, en la que por un para de pesos nos pusieron una bandeja de 4 bolas de helado para cada uno. Bajamos por la Rampa y paseamos por el Malecón. Volvimos en otro Cocotaxi. Visitamos el mercado de Artesanía que está cerca de la catedral, no compramos nada, porque teníamos que hacer 20 días de viaje y pensamos comprarlo a la vuelta, es el mejor sitio para comprar souveris y artesanía a buenos precios. Resulta que el mercadillo sólo funciona de Jueves a Domingo y cuando volvimos a La Habana no coincidió.
Desde La Habana en Viazul, nos fuimos a Viñales por la autopista con campos llenos de palmeras a ambos lados.

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